Libros
Ahora quiero hacer un receso en la lectura de los libros con pretensiones filosóficas.
Me abruman.
Necesito una brecha entre lo que ellos dicen y lo que yo digo.
Anda mi voz tenue y dubitativa y aunque no más afirmada, la quiero de vuelta.
Reconocerla mía.
En esos libros hallo una repetición de conceptos que corren parejos a los caprichos del autor.
Adornan viejas ideas con sus gracias personales, y uno va de libro en libro
leyendo lo mismo con aparentes contradicciones;
pero sin tener más que las equivalencias de lo que esa personalidad apreció.
Se impregna de más luz quien lo expone más genuinamente,
no sólo con claridad sino con la gracia que da el encanto y la sinceridad.
Pero al final nos babeamos por el don de la expresión,
y dejamos que la idea siga expuesta de mil maneras.
Ahora voy a lo ligero que no es banal,
que me digan lo de los filósofos y no me dé cuenta.
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